sábado, 29 de septiembre de 2007

La leyenda de Shiatsu



En Japón vivía una hermosa joven llamada Shia Tsu, quien no se llevaba bien con su suegra ya que ésta estaba celosa porque se había llevado a su hijo, pero también por su juventud y alegría. Un día, la joven Shia Tsu fue a consultar a un viejo sabio del bosque. Le relató su problema y le pidió un veneno para matar a su suegra.
El sabio le entregó un veneno que tardaba tres meses en hacer efecto y le dio el siguiente consejo: “Con la excusa de ir a tomar el té todas las tardes, le colocarás dos gotitas del veneno en su taza. Para que nadie recele, le darás una sesión de masaje después de tomar el té. No tardará en morir sin que nadie se dé cuenta que fuiste tú”.

Shia Tsu se fue a su casa y, al día siguiente, inició su plan. Como le había dicho el sabio, fue a tomar el té u después le realizó los masajes. Y así lo hizo todos los días. Entretanto, la joven y la suegra sufrieron un cambio: a medida que charlaban se conocieron más y no sólo dejaron de sentirse rivales, sino que se hicieron amigas.
Continuó el ritual del té y de los masajes hasta que sólo quedó veneno en el frasco para un día. Shia Tsu sintió que su suegra no era tan mala y que había demostrado ser una mujer con malos hábitos que ya no tenía.

La joven fue a ver al sabio y le dijo exaltada:
“No sé lo que ha pasado. He hecho lo que me dijo durante los tres meses, pero en lugar de sentirse cada vez peor y morir, se ha vuelto buena y amable. ¡Ahora no quiero que muera! ¡La extrañaría mucho! ¡Por favor, deme un antídoto!”.
El sabio sonrió y le dijo: “Lo que ha pasado es natural. Lo que te di en el frasco no era veneno, sino agua de rosas. El masaje ha sido lo que os ha hermanado y curado todos los males físicos que aquejaban a tu suegra, muchos de los cuales eran la causa de su mal carácter”.

Shia Tsu quedó tan encantada con el poder de las técnicas de masaje que se encargó de difundirlas en su región y luego, al divulgarse por Asia, tomaron su nombre.

Del libro “Manual del masaje holístico” de Guillermo Ferrara

No hay comentarios: