jueves, 27 de septiembre de 2007

Las abejas y las computadoras


¿Cuál es el grado de inteligencia de las abejas? Evidentemente un grado muy superior al de las supercomputadoras más potentes de hoy. Y, además, son una maravilla de la miniaturización.

Una de las computadoras más potentes del mundo alcanza la increíble velocidad de procesamiento de 16 gigaflops, lo que significa, en lenguaje más accesible,
que puede efectuar cada segundo dieciséis mil millones de operaciones aritméticas simples, como sumar dos números. En contraste con esto, cálculos conservadores de todos los procesos electroquímicos que lleva a cabo el cerebro de la humilde abeja, revelan que este ejecuta el equivalente a diez billones de operaciones por segundo. ¡Sencillamente asombroso!

Para ello la abeja consume mucha menos energía que una computadora. De acuerdo con la revista Byte, "el cerebro de la abeja gasta menos de 10 microvatios.
[...] Es superior en unos siete órdenes de magnitud a las computadoras modernas de más rendimiento". Por lo tanto, el cerebro de más de diez millones de abejas puede funcionar con la energía necesaria para encender una sola bombilla de 100 vatios. La computadora más veloz que existe en el mercado utiliza cientos de millones de veces más energía para realizar igual número de operaciones.

Además, las abejas hacen mucho más que las computadoras. Pueden ver en colores, oler, volar, caminar y mantener el equilibrio. Pueden recorrer grandes distancias en busca de fuentes de néctar, regresar a la colmena e informar a sus compañeras del hallazgo. Asimismo, son químicas eficientes. Añaden enzimas especiales al néctar para transformarlo en miel. Fabrican cera para construir y reparar el panal. Preparan comida especial para las crías, como la jalea real y una mezcla de miel y polen. Reconocen y ahuyentan a los intrusos, y así protegen su hogar.

Como excelentes amas de casa que son, sacan con regularidad la basura de la colmena. Durante el invierno, regulan la temperatura apretujándose unas contra otras para calentarse, mientras que en el verano renuevan el aire de la colmena batiendo con fuerza las alas y rociando agua. Si la colonia está superpoblada, son lo suficientemente inteligentes para saber que algunas tienen que marcharse. De modo que eligen una nueva reina para la colmena original, y la vieja reina, acompañada de un gran enjambre de obreras, se desplaza a otro lugar para fundar una nueva colonia. Pero primero envían exploradoras para que reconozcan nuevos lugares. Al volver cambian impresiones, por así decirlo, y las que saben el camino dirigen al enjambre a su nuevo hogar.

La humilde abeja realiza todo esto sin ayuda o dirección externa, funcionando independientemente. Sin embargo, las supercomputadoras precisan de equipos de programadores, ingenieros y técnicos. ¡No hay comparación! Las abejas son realmente una maravilla de la miniaturización.

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